Vivimos obsesionados con el peso, ¿cuántas veces has oído frases como “para verme bien me sobran 5 kilos”?, pero… ¿es verdad que perdiendo kilos estaremos mejor.
Si hay una frase que me gusta es que “el peso es más cambiante que el mercado de valores”, ¿qué por qué digo esto?, pues porque en un solo día nuestro peso puede variar mucho dependiendo de lo que hemos comido, de lo que hemos bebido o incluso de que ropa llevemos, pero con el porcentaje de grasa… aquí no hay trampas, por eso nunca me cansaré de hablar de la importancia del porcentaje de grasa corporal frente a los kilos que pesamos.
Además tendemos a olvidar muy fácilmente que el músculo pesa mucho más que la grasa y sin embargo ocupa mucho menos volumen, por lo que dos personas con el mismo peso y la misma estatura pueden tener un aspecto físico completamente diferente.
Y si no me peso… ¿cómo puedo medir mis resultados?
Mide tu porcentaje de grasa corporal:
Puede que pienses que necesitas aparatos muy sofisticados para medir tu porcentaje de grasa corporal, pero eso ya no es así. Hay medidores de grasa corporal de “uso casero” que te ofrecen unos datos muy precisos y te permiten analizar tu progresión y además son muy asequibles (beneficios de que la tecnología avance tan rápidamente).
Aunque en el mercado puedes encontrar un montón de modelos a mi me gusta este medidor por su simplicidad y buenos resultados.
Con este medidor de grasa corporal podrás conocer en cuestión de segundos tu porcentaje de grasa, tu IMC (índice de masa corporal) y tu metabolismo basal (osea las calorías diarias que tu cuerpo necesita para poder subsistir).
Este monitor de grasa funciona a través de impedancia bioeléctrica y permite almacenar los datos de hasta 9 personas diferentes, por lo que es una buena inversión familiar.
Si te quieres controlar sin complicarte la vida este es tu medidor y lo puedes encontrar aquí
Hazte fotos.
Ya lo he comentado en alguna que otra ocasión pero el poder de las imágenes es mucho más motivador de lo que crees.
Nosotros nos vemos a diario, por eso es muy complicado percibir los cambios que se van produciendo en nuestro cuerpo día a día, pero aunque tú no los veas los cambios están ahí.
Si todos los meses te haces 3 fotos, una de perfil, otra de espaldas y otra de frente y las vas comparando vas a “alucinar” con los resultados (claro, siempre que estés haciendo las cosas bien).
Mi experiencia con esta técnica me sorprendió por dos motivos.
En las primeras fotos que me hice me llevé una desagradable sorpresa, no era consciente de la grasa acumulada que tenía en las espalda, pensé que mi espalda seguía tal como la recordaba, ni me imaginaba los michelines en “forma de alas” que tenía ahora, al fin de cuentas cuando te miras en el espejo ves como vas engordando pero la espalda no te la ves.
Pero gracias a las fotos también me pude dar cuenta de cómo fueron desapareciendo hasta tener una espalda tonificada, al igual que el resto del cuerpo que también iba respondiendo al entrenamiento y a la alimentación.