Willie, nuestro amigo el científico, nos está empezando a malcriar, y esta vez ha hecho llegar a mi correo una reflexión muy interante sobre lo que sucede cuando vamos al supermecado y creemos hacer una compra repleta de productos sanos.
Su planteamiento está lleno de ironía y sacarmo, os aseguro que la lectura se hace más que interesante.
Un paseo por el supermercado
Para que todo no sean duras clases magistrales, vamos a ir un rato al supermercado, a observar las maravillas que allí nos ofrece la técnica agroalimentaria y la industria dietética.
Nos adentramos en la gran superficie directamente camino de la zona de alimentación. Es curioso cómo tantos y tantos estantes y anaqueles llenos de cajas de colorines, botes de plástico, carteles anunciantes y letreros llamativos, recuerda a la entrada en una juguetería, pero dejamos pasar ese sentimiento y nos dedicamos a mirar aquí y allá a ver qué hay.
Vamos a obviar los apartados de productos frescos, porque estamos con ganas de ver cosas nuevas y encontrar los maravillosos alimentos sanos y curalotodo que hemos leído en la revista de ayer y que nos comentó la amiga del foro aquel (la que el marido de su cuñada tenía colesterol y lo eliminó con YoguCol mientras ella perdió treinta kilos comiendo de todo a mansalva y usando CutSlim Michelins-Eater, de venta sólo en parafarmacias a precio de caviar del Volga y extraído de no sé qué misteriosa especie de planta que sólo se encuentra en el fondo de una oscura cueva subacuática bajo un arroyo fantasma en un barranco perdido del Senegal).
Lo primerito es hacer caso de los consejos oficiales e ir directos a la zona de panadería a comprar lo básico y milenario, el pan. Nada como el dextrinado y con alfa-amilasas para evitar que el cuerpo gaste una sola caloría en digerirlo; además así el azúcar en la sangre alcanza niveles estratosféricos en diez minutos, no sea que nos entre un bajón a media mañana, con lo malo que tiene que ser eso. A ver… mirando, mirando… ¡es que no hay desperdicio! Pan con soja, pan de pueblo, pan con aceite, pan con pan. Es curioso, porque todos tienen como ingredientes harina refinada, agua y levadura; más un sin fin de complementos panarios… ¡qué majos los complementos! que de una porquería de masa estandarizada consiguen tan amplia variedad de panes artesanos y digestivos (aunque nadie sepa qué significa esa palabrita).
Bueno, para seguir vamos al apartado de desayunos, que no hay nada como empezar el día con energía. Cereales…. sí, ya vemos. Los copos de maíz de toda la vida están bien, no tienen nada de grasa, son puro almidón refinado con baño de azúcar, ocho vitaminas (añadidas porque no les quedó nada tras el fabricado), algo de hierro para oxidar más las arterias de lo que están y un índice glucémico brutal, por si las hipoglucemias que tanto miedo imponen aunque sólo las padecen los diabéticos tratados con insulina y mal regulados. Tampoco están mal todos esos mueslis de desayuno, llenos de grasas hidrogenadas, plátanos desecados fritos en aceite de palma y restos de avellana rancia. Para las tostaditas, nada como un pan de molde “mejorado” con malta y grasas sospechosas, que parece tan sano con ese color marroncito… acompañadas con un poco de margarina, de las buenas eso sí, de maíz o girasol, que las “vegetales” dicen que están hechas con aceite de palma y son muy duras, mientras que éstas están fabricadas con “amor”, “dedicación” y aceites parcialmente hidrogenados, para subir nuestro colesterol y machacar las membranas celulares al entrar en competencia con los ácidos grasos esenciales. Como complemento no olvidemos que siempre está bien la mermelada, que dicen que no hay desayuno sin pan o cereal, fruta y lácteos. Y compramos la de 100% fruta, claro, que en vez de tener la caradura de darte 45 gramos de fruta y 55 de azúcar como las convencionales, te venden 45 gramos de fruta y 55 gramos de zumo de manzana concentrado (lástima que también es azúcar puro, pero suena mejor y tiene cierto tono a pis febril que le da tonillo a la mañana). ¡Uy!, ¡y estos croissants! ¡qué buenos! No los habíamos visto. Hechos con grasas vegetales, 0% colesterol y sin azúcar… a ver… Sí, grasas parcialmente hidrogenadas de origen vegetal… fructosa 40 gramos… ¡qué sanos!. Menos mal que la ley pone las cosas claras, porque cuando estudiábamos biología en el instituto, la fructosa entraba en el apartado de azúcares, y según el Código Alimentario Español, tan educativo él, sólo la sacarosa o azúcar de mesa serán azúcar para el consumidor. ¡Qué alivio!
Para almorzar… estas barritas energéticas de cereales, arándanos secos escarchados en jarabe de glucosa y grasas hidrogenadas, tienen buena pinta. Deben ser buenas, porque las anuncian en la tele. Y nada mejor que acompañarlas de un yogur omega-3, que dicen que baja el colesterol, aunque nunca se haya comprobado ese efecto. Además estos yogures con color rosa baya silvestre, extracto de soja y péptidos lácteos deben de ser la monda, aunque tengan disruptores endocrinos y tantos potingues sin que se sepan sus efectos secundarios o a largo plazo.
Parece que ya está todo, porque para comer ya hemos quedado en reunirnos en un restaurante chino a disfrutar de una saludable comida oriental con rollos de primavera fritos en aceites reutilizados cientos de veces, carnes chamuscadas en azúcares para disfrutar de todo tipo de subproductos de glucosilación avanzada y de postres sanos como helados de grasa vegetal, plátanos rebozados en harina refinada y fritos en los aceites de antes, todo ello acompañado de arroces aceitosos y pastas recocidas con salsas saladísimas y llenas de glutamato monosódico para estimular a tope los neurotransmisores.
Bueno, antes de pagar compraremos como aperitivo en la línea de cajas unas patatas fritas Light, que sólo tienen 630 kilocalorías la bolsa a diferencia de las abusivas 750 de las normales.
¡Qué bonito, sano y divertido es ir de compras al hipermercado!
Artículo de Willie
Seguro que la próxima vez que vayas a la compra te piensas un poco mejor lo que metes en tu cesta de la compra, yo por lo menos sí que voy a empezar a dejar algunos productos en los estantes 🙂
Willie, de nuevo gracias por sorprendernos con tus reflexiones, que además de hacernos pasar un rato agradable nos ayudarán a cuidar nuestra salud.
Willie dice
De nada.
Por mi parte, aquí sigo leyéndote mientras picoteo unos gusanitos al colorante y me aclaro las migas con una burbujeante bebida llena de jarabe de glucosa y fructosa con sabor a maraculuego orgásm… digo maracuyá orgánico 🙂 (es broma, claro)
No, ahora en serio, estaría encantado si a alguien le sirve de ayuda y a muchos/as de reflexión.
Sé feliz.
Raquel dice
Pues de momento por aquí ya he obligado a más de uno (sobretodo a mi acompañante a la compra semanal ;)) a que lo lean y piensen sobre ello…
Próximamente la parte 2 😀
Feliz fin de semana